sábado, 4 de enero de 2014

ALEJANDRIA

Aunque Alejandría no domina ya el mundo, como en tiempos de los Ptolomeos, aunque conserva muy pocos vestigios de su antigua gloria, no por ello deja de ser una ciudad encantadora, a caballo entre Oriente y Occidente, en la que apetece perderse, además de una estación balnearia muy apreciada por los cairotas. Recorra, sobre todo, su célebre paseo marítimo, Corniche, donde sigue reinando el ambiente cosmopolita que caracterizó a la ciudad en los años 1930-1950.
La nueva biblioteca de Alejandría>, construida en el mismo lugar que su prestigiosa predecesora, tiene forma de disco solar y pretende recuperar su posición de foco cultural del mundo mediterráneo... Fénix renaciendo de sus cenizas, parece surgir de las aguas. Del lado del mar presente un plano inclinado de vidrio, mientras que la fachada que da a la ciudad es de granito y tiene grabados todos los alfabetos del mundo, símbolo de la universalidad de este nuevo templo del saber. Además de una gigantesca sala de lectura con 7 alturas, alberga varios museos, un planetario, un palacio de congresos, centros de investigación, etc.
El Museo de Alejandría, abierto en 2003, acoge alrededor de 2.000 piezas antiguas, que van de la época faraónica a los períodos copto e islámico, pasando por la época grecorromana... Sin olvidar, por supuesto, los hallazgos submarinos encontrados en las costas de Alejandría por los equipos franceses de Jean-Yves Empereur y de Frank Goddio. Entre los tesoros del museo destaca la bella colección de tanagras, figurillas de terracota provenientes de necrópolis de Alejandría.
Un recorrido por el Paseo Marítimo, desde elFuerte de Qaitbay a la biblioteca Nueva, permite captar el carácter mediterráneo de una ciudad que vuelve sus ojos hacia Occidente. Permite revivir, asimismo, el ambiente cosmopolita de los años 1930 a 1950, por ejemplo en el hotel Cecil, inmortalizado por Lawrence Durrell en su Cuarteto de Alejandría. Paseo favorito de los alejandrinos, sobre todo al atardecer, está bordeado de hoteles, cafés y restaurantes. Sus playas de arena fina están muy concurridas en verano.
Sus colecciones cubren principalmente la época grecorromana, aunque se han ido enriqueciendo durante años con el producto de las excavaciones del Delta, del Fayún y de la región de Alejandría. El Museo grecorromano fue fundado por el arqueólogo italiano Giuseppe Botti en 1892.
«Mucho después de apagarse su luz, el recuerdo de su esplendor brillaba todavía en la memoria de los hombres». Así hablaba el inglés Forster del Faro de Alejandría, una de las Siete Maravillas del Mundo. En el s. XV, un siglo después de su desaparición, el sultán Ashraf Qaitbay decidió construir una imponente fortaleza en su emplazamiento, para proteger la ciudad. Restaurado hace poco, el fuerte constituye un bello ejemplo de arquitectura militar mameluca. Los arqueólogos que llevan 20 años realizando excavaciones submarinas han encontrado numerosos vestigios del faro.
Enorme hipogeo de principios de nuestra era que ocupa tres pisos subterráneos excavados en la roca, hasta una profundidad de 35m y que podía albergar unas 300 tumbas. La más bella, la Tumba Principal (s. II), a la que se llega por una escalera de caracol, presenta una asombrosa decoración esculpida con influencias egipcias (panteón de los dioses) y grecorromanas
Queda muy poco del Serapeo, santuario consagrado al dios grecorromano Serapis (mezcla de Osiris y de Apis), ya que fue destruido por los cristianos. Afortunadamente, la Columna de Pompeyo, dedicada, al contrario de lo que su nombre indica, al emperador Diocleciano, ha sobrevivido al saqueo. Punto de referencia de los alejandrinos, el fuste de granito rosa, flanqueado desde principios del s. XX por una esfinge, sirve de enfilación a los navegantes...
Desenterrado en 1963 por el Centro Polaco de Arqueología Mediterránea, después de derruir un fuerte napoleónico para construir inmuebles en el solar, este odeón de mármol blanco tenía cabida para 800 espectadores y se remonta al s. IV. 12 filas dispuestas en semicírculo alrededor de un coso y rodeadas por un muro de 8m de altura. Museo al aire libre con una treintena de piezas descubiertas en el mar, frente al Fuerte de Qaitbay
LAS PIRAMIDES(360º)

PORT SAID

Su condición de puerto franco convierte a Puerto Saíd en la ciudad más próspera del canal de Suez. Nacida en 1859 con la perforación de este último, y por consiguiente muy joven comparada con el resto de grandes ciudades del país, la aglomeración es uno de los principales puntos de tráfico marítimo del globo. Diseñado siguiendo un plano de damero muy occidental, Puerto Saíd nos aleja del Egipto de los faraones para sumergirnos en el mundo moderno del comercio. No se pierda la Casa del Canal de Suez (1869), reconocible por su cúpula verde.
Bonaparte tuvo la idea... pero fue otro francés, Ferdinand de Lesseps, quien realizó la hazaña de unir el mar Rojo y el mar Mediterráneo, tendiendo un puente entre Oriente y Occidente. Fueron necesarios diez años de trabajos para finalizar este proyecto faraónico, inaugurado el 17 de noviembre de 1869. Su posición estratégica le ha valido una historia turbulenta, empezando por la nacionalización de Nasser en 1956, que desencadenó una crisis internacional.

SHARM EL SHEIK

En unos pocos años, la más hermosa de las estaciones balnearias egipcias ha experimentado un formidable auge, hasta el punto de convertirse en la más importante del Sinaí. La cercanía del Parque Ras Mohammed y del espléndido Estrecho de Tirán ofrecen un marco magnífico a este centro de buceo de fama mundial. Aunque es sin duda la playa más cara del país, Sharm el-Sheikh es indudablemente la más atractiva.
Un Parque Nacional protege desde hace más de 20 años el litoral que se extiende en la punta meridional del Sinaí. En tierra, las aves migratorias se refugian en las calas o los manglares, mientras que gacelas, lagartos y zorros campan por un territorio de casi 500 km2... En el mar, los buceadores apreciarán la belleza del mundo submarino: arrecifes de coral de una gran variedad (137 especies de corales) y peces multicolores de evocadores nombres (loro, emperador, payaso, etc.). Preciosas playas (sobre todo Yolanda Bay).
A pesar de su nombre, no se trata de un submarino, sino de una pequeña embarcación con dos paneles de vidrio en el fondo. El recorrido dura 1h30 y permite a quienes no bucean hacerse una idea de los secretos del mar Rojo. El grosor de los paneles deforma un poco la visión del espectáculo, pero la impresión sigue siendo sensacional al contemplar las aguas llenas de peces y de corales.

viernes, 3 de enero de 2014

AQABA

Única localidad de playa en sentido estricto del país y zona franca desde 2001, Áqaba se dota progresivamente de hermosos edificios y hoteles de lujo mientras se van concretando los proyectos para un nuevo puerto deportivo y complejos hoteleros, lo cual no impide que la ciudad siga conservando su encanto provinciano, su playa popular a rebosar de terrazas y su puerto de pesca, cercano al antiguo fuerte. Aún así, las bellezas de la zona hay que buscarlas bajo el mar, a una decena de kilómetros al sur de la ciudad.
El mar Rojo conecta, gracias al canal de Suez, el mar Mediterráneo con el océano Índico. Al norte, el extremo del golfo de Áqaba constituye la única salida al mar de Jordania. Su temperatura, que varía entre 20 y 30°C según la estación, y la riqueza de su fauna y flora lo convierten en un destino ideal para la práctica del submarinismo. Vaya pues hasta Áqaba, al sur del país, pertréchese de máscara, tubo o botellas y láncese a descubrir las maravillas de los fondos submarinos.
El parque marino de Áqaba, creado en 2004 para proteger los extraordinarios fondos submarinos del tramo de costa sur, abarca 7 km desde el acuario del Marine Science Centre hasta el Royal Diving Club y comprende una veintena de spots de buceo. Los más conocidos son los del carguero libanés Cedar Pride, hundido en 1985 por deseo del actual rey Abdalá II y hoy colonizado por una gran variedad de corales blandos y duros, el Jardín Japonés, con macizos de corales blandos y numerosas morenas, y el Paraíso, con corales rojos y peces cristal resguardados en una gruta.
Las tareas principales del centro científico marino son la investigación, la vigilancia y la protección del arrecife de coral. Su acuario está abierto al público: buceadores y bañistas vendrán para identificar las especies avistadas bajo el agua. Los demás podrán hacerse una idea de la riqueza de los fondos marinos del mar Rojo sin correr el riesgo (ínfimo) de cruzarse con especies peligrosas. Entre sin miedo: el tiburón expuesto en la entrada está disecado. En ocasiones hace falta paciencia para conseguir distinguir los peces o hacerlos salir de su escondrijo.
A 12 km de Áqaba se extiende una inmensa playa de arena salpicada de ramas de coral desgajadas de los arrecifes. El viernes es el día en que las familias jordanas vienen a merendar, lo cual crea una cálida atmósfera ideal para conocer gente. En la orilla opuesta se perfila la silueta escarpada del Sinaí egipcio, aunque el espectáculo se encuentra bajo el agua: basta alejarse unos metros de la orilla para descubrir una fauna extraordinaria. Unas gafas de buceo son suficientes, pero no dude en dar una vuelta en un barco con fondo transparente
Las altas escarpas del Wadi Rum parecen avanzar como queriendo cortar un océano de arena. Sus abruptos murallones, tallados en hermosos bloques de arenisca ocre cincelados por el viento, se alzan por encima de extensas llanuras arenosas. Sólo los beduinos se siguen aventurando en este entorno inhospitalario. Sus rebaños pacen junto a los campamentos, compuestos por tiendas negras desperdigadas allí donde corre un poco de agua o crece la escasa hierba. En 4x4, a camello, a caballo o a pie, vaya al encuentro de este majestuoso desierto y de los beduinos que lo pueblan, pasando, si le es posible, la noche
La tectónica de las placas y la erosión ejercida por el agua y la arena crearon un fabuloso enclave que los nabateos aprovecharon para crear un decorado de ensueño. Estos grandes mercaderes que controlaban el tráfico de caravanas entre Oriente y Occidente fundaron un inmenso imperio que prosperó hasta el s. I de nuestra era. Petra, su capital, redescubierta en el s. XIX, revela el esplendor y la riqueza cultural de esta civilización cuya escritura es predecesora de la árabe. Un lugar único e inolvidable.
El valle de Aravá, largo corredor que une el mar Rojo con el mar Muerto, no es un valle propiamente dicho. Su relieve abombado, que alcanza los 200 m por encima del mar Rojo cerca de Gharandal antes de bajar a menos 408 m a orillas del mar Muerto no puede ser atravesado por un río. Por lo demás, sólo los arroyos originados en pocos minutos los pocos días de tormenta lo recorren. Su forma encajonada se encuadra dentro de las grandes depresiones que, desde el ghab sirio, se prolongan por el mar Muerto y el Valle del Gran Rift africano.