Orgullosa de sus 2.600 años de historia, Marsella siempre ha sabido combinar la cultura occidental con la oriental, Europa con África. Es un impresionante melting-pot mediterráneo cuyos mejores exponentes son el emblemático Puerto Viejo, corazón de la ciudad; el Panier y sus calles meridionales; los mercados de Noailles, un auténtico zoco a cielo abierto; la Canebière, la calle comercial; la Corniche de las lujosas villas con vistas al mar, y las minúsculas calas que surgen por sorpresa al final de una calle cualquiera.
La historia de Marsella comenzó cuando los focenses desembarcaron en esta cala. Aunque ha perdido su función marítima, el antiguo puerto sigue siendo el lugar donde convergen todos los caminos, donde los grandes acontecimientos reúnen a la multitud. Punto de partida de las lanchas motoras hacia las islas del Frioul y las calas, puerto deportivo, se anima por las mañanas con el mercado de pescado, mientras que, incansablemente, el ferry Le César navega entre las dos orillas.
Visita a las civilizaciones mediterráneas: antigüedades egipcias y de Oriente Próximo, cerámicas chipriotas, kouros y korés de Grecia, cerámicas etruscas de bucchero nero y resultado de las excavaciones realizadas en el oppidum celtoligur de Roquepertuse con el famoso Hermes bicéfalo y el pórtico "de las cabezas cortadas".
Museo sumamente interesante en el que las obras se exponen sobre un fondo negro y se iluminan con una luz difusa e indirecta. Entre estas colecciones únicas, máscaras de África occidental, cabezas reducidas por los jíbaros, arte popular de México, cráneos esculpidos y grabados de Oceanía, etc.
Tres niveles de galerías con arquerías ordenadas alrededor de un patio ocupado por la capilla barroca de cúpula ovoide construida por Pierre Puget. Este edificio, conocido como "el Escorial de los pobres", muy bien rehabilitado, alberga en la actualidad, el Centre de la Vieille Charité, de vocación científica y cultural, y, en particular, dos notables museos consagrados a la Arqueología Mediterránea y a las Artes de África, Oceanía y Amerindia, así como exposiciones temporales.
La dominan elegantes villas construidas a finales del s. XIX. A la altura del Monumento a los Muertos del Ejército de Oriente, bellas vistas de la costa y las islas. Un viaducto cruza el pintoresco vallecito de Les Auffes. En el edificio abandonado del Marégraphe se realizaron las mediciones del nivel del mar que permitieron establecer la altitud cero.
Fortaleza construida sobre un peñasco de 3 ha que se hizo famosa cuando se convirtió en prisión y cuando Alejandro Dumas la inmortalizó. Visita acompañada de vídeos extraídos de los avatares cinematográficos del conde de Monte Cristo. Desde la terraza, panorama de la rada, las islas del Frioul y la ciudad de Marsella.